Mike habría odiado todo este alboroto. El verdadero 'Padrino' de la familia de MotoGP™, que rehuía cualquier elogio o reconocimiento personal. El expiloto que cambió el futuro de los Grandes Premios de motociclismo porque le importaba mucho. Mike y su esposa Irene adoptaron la familia de MotoGP™ para salvar vidas, proporcionar a los pilotos y a los equipos bienestar y respeto por parte de circuitos, promotores y autoridades. Espero que Mike viera el increíble espectáculo de Misano del fin de semana con una sonrisa en la cara. Todos aquellos principios que se propuso alcanzar cuando pisó por primera vez el paddock del Mundial hace cuarenta y un años se habían logrado.
Cuando Mike llegó en 1982, los Grandes Premios eran un desastre. Las carreras eran fantásticas y los pilotos brillantes, pero el resto era un caos. Algunas personas que lo ven todo de color de rosa te dirán lo contrario, pero basta con fijarse bien para despejar esas dudas. Los pilotos le pidieron a Mike que les representara en su lucha por la seguridad, unas instalaciones adecuadas y habitables, unos premios y unos gastos de viaje merecidos y, quizás lo más importante en aquel momento, el respeto, del que carecían flagrantemente en muchos ámbitos.
En 1986 fundó la International Road Racing Teams Association (IRTA). Con Mike al timón, lucharon con uñas y dientes por el bienestar y los derechos de los pilotos. La tendencia empezó a cambiar. Los equipos y los pilotos tenían una voz y, en 1992, las bases por las que Mike luchó y consiguió desempeñaron un papel fundamental en la transformación del deporte. Mike y la IRTA fueron el cemento que unió a la FIM, la MSMA y Dorna Sports para formar la alianza que cambió la cara de las carreras de Gran Premio, hasta donde están hoy. Mike era un hombre de pasión, principios y convicción. Una vez que tomaba una decisión, se necesitaba un argumento de peso para cambiarla. Por supuesto, no todo el mundo estaba de acuerdo con los cambios, pero él siempre tenía en mente el bienestar de los pilotos y los equipos. Nunca les defraudó.
Es difícil imaginar un paddock de MotoGP™ sin Mike. Subí los escalones metálicos hasta la oficina de la IRTA. Giré a la izquierda y allí estaba Irene y gente como Tony y Rick de su leal equipo. 'Toma una taza de té si quieres, pero te la tienes que hacer tú mismo porque estamos muy ocupados', era el saludo habitual de los chicos. Irene siempre te encontraba un par de pases si estabas desesperado. Giré a la derecha en la oficina de Mike. Las noticias y los deportes ingleses siempre estaban en la pantalla detrás de su escritorio.
Siempre había mucho que discutir y recordar antes de que se mencionara MotoGP™. Mike adoraba a The Who, la gran banda de rock de los sesenta, y por eso se fijaba en las salas de conciertos. Reflexionaba sobre las hazañas de su equipo de fútbol, el Bristol City. Muchas veces, en la sala de reuniones de al lado, nos sentábamos entre los restos de cajas de pizza vacías y botellas de cerveza tras ver otra derrota de Inglaterra en el Mundial y en la Eurocopa. Nos reíamos recordando las hazañas de Steve Parrish y otros en aquellos inolvidables viajes al Gran Premio de Macao, que organizaba Mike, seguidos de una semana en Tailandia con Mike e Irene. Nos conocimos en Daytona Beach, Florida, en los setenta. Mike organizó los viajes de las 200 Millas para cientos de fans británicos. Fue una semana fabulosa de diversión, sol y mucho más y, por supuesto, carreras de motos. Más tarde, Mike fue un sueño para los periodistas. Nunca desvelaba un secreto, pero daba la pista justa cuando se necesitaba ánimo.
Cuando Mike falleció el viernes, todos perdimos a un verdadero amigo. Para mí, y creo que para muchos otros, el paddock de MotoGP™ sin él será un lugar muy triste.